
Envenenamiento mental
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Envenenamiento mental
Íbamos por un sendero y caminábamos por un arroyo hacia una cascada. Una amiga gritó asustada y otra amiga que estaba a su lado gritó aún más asustada. Volvemos para averiguar qué pasó:
- Gritó la primera porque su pañuelo cayó al arroyo.
- Y el segundo, ¿por qué gritaste?
- Porque su amiga gritó y asumió que era una serpiente o algo peligroso.
Una reflexión sobre el envenenamiento mental nos lleva a pensar cómo puede llevarnos a influirnos unos a otros. La vida es así: o te influyo, o tú me influyes, o tú y yo estamos influenciados por alguna idea o sentimiento. ¿Estás de acuerdo?
El envenenamiento mental es sufrimiento, tortura, una “rumia” de ideas negativas. Es pensar en una amenaza entrante, una maldición (plaga), una sugerencia mental negativa. Ser envenenado es avergonzarse, sugirió.
Un comentario crítico sobre una persona puede provocar intoxicación. El hablante no siempre se da cuenta de la causa, pero el oyente puede sufrir durante horas, días o años si no tiene alguna defensa psicológica.
- "¡Qué gordo estás, fulano de tal!"
- “¡Qué pálido estás! ¿Estás enfermo?"
Estos comentarios pueden herir o envenenar. Una amenaza crea una expectativa poco saludable.
Una "plaga" provoca un miedo anticipatorio.
¿Y el miedo a la magia negra? ¿Y el miedo al “ojo gordo”, a la “rotura”? ¿Y las malas noticias? ¿Y las películas de terror ?, ¿y el miedo a las enfermedades?
El estudiante de medicina experimenta estrés cuando comienza a estudiar enfermedades, pero también lo hace la gente cuando la televisión se enfoca en una situación insalubre. Por ejemplo, muchas personas temen la enfermedad de A1zheimer como resultado de la televisión.
El envenenamiento está creando miedo en la cabeza de las personas. Era el "arma" terrible y primitiva que los seres humanos usaban para disfrutar del poder. Hasta hoy, conscientemente o no, provocamos miedo en los demás y, principalmente, en nuestros hijos.
¿Sabías que Platón ya condenó la leyenda del “hombre del saco”? Sin embargo, no solo los demás nos envenenan, debemos tener mucho cuidado de no “envenenar” a las personas y de no envenenarnos a nosotros mismos. Bueno, en nuestra reflexión falta un elemento y debes preguntarte: ¿cómo defenderte?
Respuesta: primero, usando más el lado racional, y segundo, usando mucho más su lado intuitivo. Lo racional lleva a cuestionar, discutir y analizar, mientras que lo intuitivo ofrece una nueva posibilidad y una definición interna, porque el inconsciente sabe más que el consciente.
¡Feliz Reflexión!
** Texto de Adilson Rodrigues - FRC
Médico, psicoanalista, estudiante de Psicología Analítica de Jung y Director de Planificación y Patrimonio en GLP